martes, 10 de abril de 2012

Portugal, amigos y camping

Una de las vueltas con más estilo fue ésta, con los amigos catalanes. Luego de casi un mes de preparaciones, partimos en la "furgo de la lujuria" -q en realidad de lujuria sólo tenia el rojo-, a acampar por las playas del sur de Portugal, Algarve. Esta vuelta la realizamos entre 6 navegantes: Uri (Oriol) y su novia Lara, Vic (Victor), Àngela, y Max (Màxim), todos integrantes del grupo de percusión  Sagresamba. Esta vuelta fue una verdadera suerte. Una suerte de poder compartirla con amigos escogidos por la vida misma. Entre todos compramos víveres, cargamos carpas, sacos, yembés, naipes, cervezas para el camino, y partimos, con la emoción de la aventura y la adrenalina de la amistad.
Se dice q las playas de Algarve son las más hermosas de la región, cosa q confirmaríamos luego. Portugal es un pequeño país muy cercano a España, aunque debimos viajar 14 horas en la furgo para cruzar toda la península ibérica desde Barcelona hasta Algarve.


Algarve tiene una historia muy peculiar para la conquista del Nuevo Mundo, algo que me llamó inmediatamente la atención cuando mi gran y querida amiga Àngela me invitó a esta aventura. Algarve es también conocido como Finis Terra, puesto que antes de tener suficiente tecnología para lanzarse al mar, los hombres de aquella época (antes del siglo XV) desconocían completamente lo que sucedía al otro lado del océano Atlántico, y por lo tanto, Algarve era el último rincón del continente, el fin de la tierra. Y a juzgar por la imponente geografía, así pareciera. Algarve es una región montañosa,  con  suelo  de  roca metamórfica y costa muy escarpada.
Además,  el  borde  costero  tiene multiples canales, grutas, cuevas y pasajes escondidos que hacen muy difícil el tránsito de embarcaciones grandes en su cercanía, y al tener sólo algunas playas accesibles hasta tierra  adentro,  era  fácilmente defendible  con  3  fuertes  estratégicamente  emplazados  en  sendas  quebradas  rocosas apuntando hacia el mar.

Lara
Las pocas playas que hay en Algarve son muy hermosas, paradisiacas en todo su contexto. Los roqueríos y cuevas submarinas presentan un ecosistema marino increíblemente fértil, y los peces, acostumbrados al contacto humano, se acercaban curiosos a los improvisados submarinistas. El clima era muy agradable, durante el día el calor era seco y soportable, y durante la noche era bastante fresco. Un verdadero respiro del húmedo, caluroso e inclemente clima Barcelonés.



Los accidentes geográficos han mantenido hasta el día de hoy a Algarve como un punto remoto y aislado del resto de la península, y como tal, funcionó como resistencia natural para los reinados portugueses a la invasión de la corona española. Es también el punto estratégico donde se creó una de las primeras escuelas navales del mundo, con lo cual Portugal alcanzó el poderío ingenieril suficiente como para desarrollar sistemas de navegación astral y conserva de alimentos por largos meses. En este lugar también se realizaron las asambleas independistas de Portugal, refugiados de los ejércitos invasores de la corona española, mientras simultáneamente se mantenía una carrera armamentista por el descubrimiento del Nuevo Mundo en el siglo XVI con las coronas de Andalucía y Castilla y León. Sin embargo, debido al alzamiento de las coronas de Aragón (Catalunya) y Navarra (Pais Vasco), España se vio en la necesidad de concentrar sus ejércitos en las costas mediterráneas y en la cordillera de los Pirineos, dejando la costa del Atlántico desprotegida y dando a Portugal el tiempo preciso para que se reuniera y delimitara como país independiente. Así lo encontramos nosotros en este viaje de amigos. Un país donde todos hablan un poco de castellano y un poco de portugués,  aunque  después  de  conocer  Brasil,  los  pobladores  de  este  lugar  son  muy desabridos para compartir el mismo idioma q al otro lado del océano te incita a danzar, comer y beber a destajo.
El primer destino de acampada fue Lagos. La llegada a Algarve fue muy excitante, tanto porque se terminaba el largo viaje en la furgo, como por el hermoso paisaje que presentaba Lagos y luego el camping. Los días siguientes fueron muy intensos, nos fuimos desenvolviendo con facilidad, lubricados por bromas, cervezas y buena onda.


Al principio todo iba muy normal, el lugar era muy hermoso, había visto otros igualmente lindos, pero esto aun no presentaba nada sobresaliente. Las tardes en la playa eran muy agradables, Max me enseñó  a usar el snorkel y sumergirme para buscar criaturas marinas en los roquerios, y prontamente el submarinismo fue el criterio aplicado para elegir las playas a visitar. Por las tardes, me lucía con alguna exquisites culinaria hecha con elementos bastante  básicos,  ganándome  rápidamente  el  cariño  de  los  amigos.  El  snorkel  fue  una experiencia fantástica, puesto q me permitió el añorado contacto con la naturaleza; además, el mar resultaba para mí un  ecosistema  completamente desconocido (algo curioso para alguien q hace un doctorado en el instituto de ciencias del mar), hacía ya muchos años que la playa había dejado de ser un lugar para bañarse y divertirse en el agua, y muy  pocas  veces  había  observado criaturas marinas en su medio natural. Además, la sal, la arena y la poca sombra me resultaban la combinación más molesta del mundo, y el snorkel y los lentes acuáticos no eran más que juguetes de piscina. Por lo tanto, lograr dar vuelta esa situación y disfrutar de casi 6 h diarias flotando  y  sumergiéndome  en  aguas  calipso  y  transparentes,  con  cientos  de  peces  de diferentes formas y tamaños danzando a mi alrededor, con estrellas de mar, erizos y pepinos de mar dándome la bienvenida a este mundo mágico, me resultaba absolutamente conmovedor.



La conexión con la natura que logré en esas largas jornadas fue maravillosa. El hecho de respirar a través de un tubo y por la boca me facilitó enormemente la ejercitación del ritmo respiratorio, y ya luego de unos minutos de deriva en la superficie del mar, lograba someterme al oleaje, saborear la sal, encandilarme con el brillo del sol e intrigarme con la oscuridad de las cavernas submarinas. Lograr ese nivel de meditación me permitió viajar a la profundidad de mi propia humanidad, tener conciencia de mi mismo, y emborracharme de cada uno de mis sentidos. Pude escuchar mis propios latidos mezclados con el burbujeo de la espuma cada vez que las olas me subían y bajaban, como meciéndome en una gran cuna de oro azul. Logré sentir en los vellos de la piel el desplazamiento de agua que producían  los  peces al nadar a mi alrededor, y me distraje con el brillo de sus escamas cada vez que pasaban frente a mi. Me sentí humilde frente al inmenso poder del mar, y muy pequeño al deducir los ciclos naturales que allí se daban. Pensé en mi mismo como una pieza de una compleja máquina, y que  mi destino era encontrar  mi  rol dentro del funcionamiento del planeta. Vi cómo mis manos se fundían con el mar, y el cielo azul no terminaba en el horizonte, sino en mi propio corazón. Sentí mis piernas colgando, sentí la inmensidad de la gravedad, y la fantástica sensación de flotar, una sensación que extrañamente no se terminó cuando salí del agua.


5 días pasaron en este estado, y Max me acompañó en este viaje introspectivo, y se convirtió en mi guía, mi referente y mi constate.
Un día, el grupo se dividió entre quienes querían ver el partido del F.C. Barcelona y los que querían visitar un parque nacional muy cerca del camping (la reserva nacional da Ria Formosa, q es un humedal y una desembocadura de un rio gigante al mar). Con Max, los unicos indiferentes al partido,  fuimos al parque nacional. Comenzamos a hablar de religión, capitalismo, necesidades básicas, energía, transformación, dinamismo, calendario maya… y un sinfín de ideas filosóficas imposibles de reproducir (lamentablemente). Durante horas caminamos por el parque, observando la belleza de los humedales  en  Algarve.  Los  nidos  de garzas y distintas especies de patos, el canto de las aves, el muelle y los niños pescando, los centros de investigación… todo  era  motivo  de  visita, contemplación  y  análisis  dentro  de conversaciones que parecieron eternas. La sincronización de Max en su Tzolkin maya confirmó lo que venía sintiendo desde siempre. Max tiene las cualidades de guía. Max es Tierra autoexistente, un ser íntegro, indiferente a las presiones sociales, visto comúnmente como un tipo testarudo, pero es más bien consistente con sus ideas, las mismas ideas que ha comentado siempre. Un tio con el poder de evolucionar mentalmente, insensible a los vicios ordinarios del hombre, con una pureza en estado de matriz, de reinvención, capaz de entregar consistencia a quienes generen lazos con él.


Max insolado

Ademas de Max, Àngela se convirtió también en un referente de sana diversión para mi. Ángela es en el calendario maya Noche planetaria, una mujer maravillosa llena de vida, capaz de contagiar de magia y de emoción a cualquiera. Posee la fórmula para convertir cualquier momento en uno memorable por el resto de la vida. Ha probado ser una perfecta compañera de aventuras, y en quien desde entonces confío plenamente. Un pilar fundamental en el desarrollo íntegro de mi vuelta por el viejo mundo, y una anfitriona excepcional de una Barcelona residencial, tradicional, comunitaria y por sobre todas las cosas, hermosa y divertida. Justo lo que necesitaba en el viejo continente, transformarme de turista en habitante, en un ciudadano del mundo en el pasaporte y en el corazón.

Àngela


Las vacaciones en Algarve no sólo fueron unas vacaciones, fue realmente un viaje a un holón planetario q desconocía y necesitaba para reforzar las ideas de la vida, y recuperar las ganas de invitar a mas gente a este mundo.

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