Una vez me pasó en Barcelona q me sentí semidormido estando despierto; sentí q me desvanecía en la rutina y la nostalgia por nuevas aventuras, porq lo peor y lo mejor del ser humano es q a todo se acostumbra
uno, a lo bueno y a lo malo. Porq precisamente por el simple hecho de
tener algo justo en frente de tus narices no eres capaz de enfocarlo.
Tienes q dar un paso atrás y alejarte un poquito para poder verlo bien. Sabes a lo q me refiero?
Y así, atormentado en medio de una jungla de concreto, apareció una ventana q me permitió retomar mi capacidad de maravillarme ante lo cotidiano. Con mis amigos Max, Francesca y Laura, nos escapamos un fin de semana a Mont-ras, a casa de Laura.
Mont-ras
es una pequeña localidad de poco más de 1000 habitantes en la Costa
Brava Catalana al norte de Barcelona, un lugar donde el bosque de pinos
se funde con misteriosas calas secretas, y en donde las aguas del
mediterráneo atraviesan danzantes por cuevas submarinas a lo largo de la
costa.
El primer zambullido de Max, el hombre-pez
Al llegar, un arrebol de fuego nos marcó la ruta hasta la playa. Y sentados en la arena, fue la clara luz de la luna quien nos iluminó para abrir la botella de vermut... la misma q ilumina la cabeza de Francesca jajaja! quién puede decir q una conspiración astral le dió la bienvenvenida a un rincón escondido de Catalunya?
Huerto de Laura con tomates, pimentones y fresas (q comimos para el desayuno, ÑAM!)
La casa de Laurins estaba equipada con todo, incluyendo bicicletas q usamos para llegar a la playa
El camino estaba rodeado de campos vestidos de verde con trigo y alfalfa y olor a campo, con cicatrices de progreso de vez en cuando... como en mi Chile querido.
Una de las calas de Mont-ras
Evidentemente, las carreras de bicicletas siempre las gano yo ;)
Las primeras zambullidas con snorkel de Fran y Max (espero no herir susceptibilidades con estas fotos a estas alturas de la vida)
Laura
de paseo por la comarca
Un devoto adorando a dioses paganos
La protectora de fotógrafos jaja!! excelente asistente ;)
Yo creo q la foto valía la protección
Avanzamos por la costa recorriendo entre bosque y playa hasta q encontramos una cala óptima: Buena arena, agua calma, y unas rocas desde donde tirarnos bombitas para molestar a los peces.
En esta cala hicimos varios videos con la Go-Pro, esa cámara sumergible con ojo de pez. Ahora son testimonios de saltos mortales y casi-muertes.
El primer zambullido a través de la cueva submarina. Obviamente Max fue el conejillo de indias jeje
eeeh... no tengo ninguna descripción para esta foto. Es simplemente genial.
Y ahora ya con más confianza, Max de cabeza al agua y desde más altura a través de la cueva submarina
Y obviamente, la clásica bombita con triple salto mortal al agua.. 10 puntos, impecable!
Aqui pueden ver como Max casi se queda tetrapléjico, en un intento de... no se q estaba intentando.
Ya de vuelta a casa, a un merecido descanso y comida... y cerveza, porsupuesto!
En plena siesta, llegó otra amiga, Gemma, férrea defensora de los animales y primera en contra de la tauromaquia, con quien adhiero plenamente (nunca tampoco tuve q cuestionarme si apoyaba o no las corridas de toros, nunca h visto una). Con ella visitamos algunos otros lugares; una zona arqueológica donde habitaban los Íberos y unos caseríos de pescadores y veraneantes.
Gemma
En bicicleta llegamos tambien a ver los asentamientos Iberos.
Aqui el capital humano avanzado de Barcelona tratando de amarrar las bicicletas... en algún punto la operación se volvió compleja
Y finalmente, el asentamiento Ibérico, con ïberos (claro q sí!) posando para la foto
un hoyo Iberico con intrigante finalidad. Podría haber sido desde un lugar de acopio de comida, hasta un calabozo
Gemma y Laura
Intentos de foto saltando, q evidentemente no resultaron... q frustración
Y para finalizar, un exquisito melón con jamón (ibérico, porsupuesto), delicatessen propuesta por Laura y q, para mi completa sorpresa, es delicioso!. Nada mejor para terminar un fin de semana de tramuntanas y tramuntanos por Mont-ras, esperando q ese vacío de espacio-tiempo se vuelva a repetir el próximo verano, con estas mujeres de aroma primaveral y junto a mi gran amigo Max.